jueves, 2 de junio de 2011

Escoletes y 15-M

Este domingo, los indignados que ocupan tantas y tantas plazas de toda España decidirán si continúan -en el caso de Gandia por ejemplo- con su manifestación pacífica en reclamo de modificaciones sustanciales a la situación imperante, lo que no es poca cosa dadas las circunstancias.
Tal vez podría ponerse en cuestión lo que los acampados quieren, y con ellos todos quienes les acompañan cada atardecer en la plaza del Ayuntamiento, pero lo que está claro es que saben muy bien que es lo que no quieren: un sistema donde la crisis no la pagan quienes la provocaron, donde se “socializa” el desastre y se “privatizan” los beneficios, frente a una clase política que tampoco sabe muy bien qué hacer frente a acontecimientos que parecen haber superado todas sus previsiones y conocimientos, cuando poderes que no ha elegido nadie y que imponen sus propias reglas de juego -siempre en su favor, claro- además de otras connotaciones que hacen más profunda la desesperanza en que viven amplias capas de la sociedad.
Y en medio de todo esto, el movimiento de “Democracia Real ya” ha puesto a circular en Gandia un primer manifiesto que apunta a una oposición real y concreta a los anuncios programáticos del nuevo gobierno municipal que asumirá el próximo 11 de junio, sobre una “externalización” de los servicios de Escoletes Infantils en la ciudad. Un modelo que mal que bien puede considerarse pionero en media España por la posibilidad que ha dado de contar con tal tipo de enseñanza pública a la inmensa mayoría de la población.
Es verdad que lo de “externalización” puede que no sea sólo un eufemismo, sino la plasmación de un modelo educativo que tanto la Generalitat Valenciana como otros gobiernos autonómicos y locales del PP están llevando a cabo allí donde pueden.
Por eso resulta evidente que una manifestación tan clara de intenciones por parte de los “indignados” de la Safor, sea todo un símbolo de lo que no se quiere, por los riesgos de desintegración y disparidad social que implica y, por lo tanto, significará el primer reto -que se sepa- del nuevo gobierno municipal que sin asumir aún sus responsabilidades, se enfrenta a esta primera advertencia social que pretende reunir firmas para hacer imposible el propósito anunciado por el PP de Gandia.
Falta poco para saberlo pero, aún así, otros signos de duda se alzan en el horizonte, y es que el anuncio del Conseller Font de Mora que quiere eliminar de un plumazo la equivalencia del valenciano frente al castellano y al inglés, dejando las tres lenguas en un 33% obligatorio, no hace más que echar más leña al fuego del ya fustigado sistema educativo de la Comunidad Valenciana.

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