sábado, 31 de mayo de 2008

Caza de brujas

Un inspector de educación, nombrado por la Generalitat Valenciana, sin que se conozcan las razones, al parecer ha emitido un informe en base al cual el director del Colegio El Castell, de Almoines, con una “evaluación negativa”, lo que impedirá que éste renueve su mandato por los próximos tres años.

El hecho ha provocado el unánime rechazo de la comunidad educativa, que en el caso de los sindicatos han llegado a amenazar con una huelga del sector, por la injustificada medida, sobre todo cuando Batiste Malonda, el director cesado, ha reunido a lo largo de su dilatada carrera, casi todos los reconocimientos y premios profesionales y sociales a que se pueda aspirar en la docencia.

Y es que ha sido, entre otras cosas, uno de los pilares fundamentales del Movimiento de Renovación Pedagógica, de “Escola Valenciana” y su iniciativa ha estado presente en todas las luchas reivindicativas por una educación pública de calidad.

Por el contrario, de Rubén Malonda, el inspector autor del informe es poco lo que se conoce, y lo poco que se sabe de él apunta a un perfil claramente político y más aún, vinculado al PP desde hace años, al punto que -como denunciaba algunos de los colectivos que defienden al director del colegio- es miembro de la ejecutiva de Gandia de los populares y fue candidato en las últimas elecciones municipales.
Las cosas llegan a tal punto que el BNV ha denunciado lo que para esta formación política constituye “un golpe de estado a la enseñanza pública valenciana”, mientras que “Escola Valenciana”, organizadora de las “Trobades d’Escoles” (que este fin de semana ha convocado el encuentro anual de la Safor en Beniarjó), apunta a una “depuración al más puro estilo franquista”, en lo actuado por el funcionario Rubén Malonda.

Sea como fuere, lo bien cierto es que, ante la falta pública de argumentos por parte de la Consellería para proceder como lo ha hecho, se tiene la sensación de que, efectivamente, la resolución tiene que ver más con la imposición de un modelo autoritario que va directamente contra la orientación pedagógica del centro en la figura de quien hasta ahora ha sido poco menos que un símbolo para la educación pública valenciana.

Y es que además, tanta efectividad en la actuación del gobierno valenciano en este caso estaría muy bien que se aplicara en la búsqueda de soluciones inmediatas a la deprimente y casi tercermundista situación de la educación pública valenciana.

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