jueves, 4 de noviembre de 2010

Juzgados

La Generalitat Valenciana está incumpliendo la gran mayoría de los compromisos asumidos con la ciudadanía de la Safor, en cuanto a inversiones y servicios se refiere. No de otro modo puede juzgarse lo que esta misma semana se ha sabido de las inversiones previstas por el gobierno autonómico para el ejercicio de 2011, cuyo recorte es, simplemente, escandaloso.
Y en esa línea, más allá de la “desinversión” en infraestructuras viales, salta notoriamente el tema de la justicia, con el abandono del proyecto del traslado de los juzgados de Gandia a la zona de Santa Anna al denominado Palacio de Justicia y, por no ser menos, la no dotación del nuevo juzgado, el sexto de primera instancia, creado por el Ministerio de Justicia.
Los propios sindicatos han denunciado esta situación, advirtiendo que el 30 de diciembre próximo, no existirá tal dependencia por falta de locales y de personal adscripto al mismo, lo que agravará aún más la situación de saturación de la justicia en la comarca.
Pero hay más: según fuentes de los juzgados de Gandia, la situación ha llegado al punto de que no existe saldo en la partida de gastos generales, por lo que en las próximas semanas no habrá ni papel para trabajar. Se cuenta ya con la advertencia de que una vez se agoten las existencias de útiles de trabajo tan esenciales y elementales como bolígrafos, toner de impresoras, etc, no serán repuestos, por lo que ya se puede avizorar un panorama especialmente catastrófico: los juzgados de Gandia no podrán funcionar por falta de estos materiales.
Y, mientras tanto, la Consellera de Justicia, en su última visita a los juzgados de la capital de la Safor acudió con una comitiva que ocupaba cuatro coches de alta gama, que permanecieron todo el tiempo de la visita en marcha, para que el aire acondicionado continuara refrigerando los vehículos...
Es obvio que la crisis obliga a muchos recortes y, sin entrar en más detalles, habrá que puntualizar que la Comunidad Valenciana es la más endeudada de España, que sus bonos de deuda se han colocado a los precios más altos del mercado por la baja confianza existente en su cumplimiento, y que eso también, seguimos empeñados en ofrecer grandes fastos de costes multimillonarios sin que nadie haya podido probar un retorno por lo menos equivalente al dinero público gastado en ellos.
Sin ir más lejos, el coste de la visita papal a Valencia, duplica como mínimo, el coste que tiene, este mismo fin de semana, la llegada de Benedicto XVI a Santiago de Compostela y Barcelona. Eso sí, allí no hay intermediarios de la trama Gürtel para aumentar el precio de las cosas. Y así nos va.

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