miércoles, 30 de junio de 2010

Salida de libro

De la anécdota a la categoría: el cese de la Secretaria de grupo de Plataforma de Gandia ha desencadenado una buena dosis de especulaciones en torno a la situación real del partido que lidera Fernando Mut.
Dicho de otro modo: si cada vez que se cesa a un asesor político, nombrado por libre designación y a expensas de quien lo puso en el cargo, se tiene que pensar en que ello genera una crisis de partido, pues mal vamos.
Porque, por ejemplo, la última reestructuración del gobierno municipal con su consecuente recorte de la lista de cargos de confianza dio pábulo a no pocas consideraciones sobre si algunos de los cesados merecían o no ese camino, si ello había generado desencuentros y malas historias al interior de los partidos afectados (todos), y lo que es peor: si como consecuencia de lo ocurrido, podían o no abrirse crisis en todas y cada una de las formaciones.
Pues bien, no todo fue un camino de rosas, y es verdad que tales decisiones produjeron no pocos desencuentros más o menos resueltos (o silenciados) por los protagonistas y los partidos implicados.
Otra cosa es lo que ahora, unos y otros se echen los trastos a la cabeza por los problemas (reales o supuestos) de los adversarios. Si es por eso, mucha tela habría que cortar al respecto, pero en todo caso, mientras esas disidencias no se hagan públicas y se expresen en toda su integridad no parece que haya motivos suficientes como para presumir problemas y consecuencias que, por ejemplo, en la recta hacia la confección de las listas electorales se verán seguramente agudizados, como casi siempre.
Y en esa línea por salud democrática convendría que cada partido se dedicara a lo suyo, que es como decir a lo de todos los ciudadanos, obviando clavar el dedo en la llaga de los demás ya que -como se ha visto recientemente- puede ser una invitación a una respuesta de similar calibre por parte del oponente.
En todo caso ello no llevaría a otra cosa que a un cruce permanente (otro más) de descalificaciones y malas historias que no pueden tener otra conclusión que acrecentar el descrédito de la política.
Por lo demás, volviendo al principio de la historia, será en todo caso Plataforma quien resuelva su conflicto, si lo tiene, so pena de que le pase factura en lo inmediato y, también, a largo plazo.
La principal protagonista, Sabrina Pérez, ha dicho que “llegué a este cargo porque me designó el partido y de la misma manera lo dejo”. Pues eso.

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