martes, 14 de octubre de 2008

Al señor Arturo Torró:

No mienta usted más, no tiene por qué. Que a estas alturas que alguien como usted insista en hacerse la víctima de no sé bien qué, y además siembre por ahí (al fin y al cabo su blog es también en un medio público sujeto a las leyes de prensa) toda una serie de injurias y calumnias, además de epítetos de lo más florido, no es más que la demostración de quien no acepta responsabilizarse de sus actos.

En primer lugar, no mienta diciendo que el medio que dirijo no le da opción alguna a “la defensa”. Usted sabe que eso no es verdad. Es más, fue usted quien públicamente dijo que no concedería ninguna entrevista más a “Gente de la Safor” (noviembre de 2007) ni haría declaraciones para el semanario. Aún así, cada vez que lo hemos creído oportuno, se ha intentado contar con la opinión del Partido Popular de Gandia, como así ha sucedido en reiteradas oportunidades, no tiene más que recurrir a la hemeroteca de este medio que asegura no leer y que, sin embargo, tanto le preocupa.

Pero su afán de retorcer la realidad llega más lejos: ahora usted la emprende con mis hijos, una manera como se ve muy elegante de hacer política. Mis hijos, señor Torró, son personas de bien que trabajan, dos de ellos, en la modesta empresa de sus padres, mientras que el tercero se dedica a su profesión en un estudio de diseño. En todo caso, si algo tiene usted que decir, dígalo de quien es el objeto de sus desvelos, o sea yo mismo, pero de ahí a cometer la iniquidad de mezclar a mi familia en todo esto…

Más concreto aún: ¿podría desmentir todas y cada una de las informaciones de “Gente de la Safor” que tanto le molestan?. No sólo podría intentarlo, sino que como dirigente político está usted obligado a aclararlo, para evitar que –precisamente- no le tomen a usted por mentiroso compulsivo. Además le asiste la ley si cree que sus derechos han sido conculcados.

Y la verdad, señor Torró, es muy fácil de contar. Si, por mi parte, no lo he hecho hasta ahora es porque no estaba en mi ánimo entrar en una carrera de descalificaciones en la que sus supuestos “blogueros” y algún seudo medio de comunicación son especialmente activos.

Durante mucho tiempo, el que va desde Enero de 2007 hasta ahora, he estado esperando una explicación a su comportamiento: prácticamente desde el día en que supe que usted había pactado un “acuerdo” con el señor Josep Miquel Moya para distribuirse la influencia en dos televisiones locales, la emisora pública GTV y Tele7.

No le dí importancia al asunto, como un rumor más de todo el habitual ruido que se produce en una pre campaña electoral. Siento haberme equivocado, porque un par de semanas después, el Director de Tele 7 me comunicó que en mi programa “La Cafetera”, por orden de la Dirección General de la cadena, tenía que vetar la presencia de “Plataforma de Gandia” y su líder Fernando Mut, así como de Coalición Valenciana - GIVAL y de su líder, Rosa Fuster. Además, debía privilegiar la presencia del Bloc Nacionalista Valencià y de Els Verds del señor Peris.

Lo preocupante del caso es que, antes de que la entonces directora general de la cadena, la señora Lourdes Reina, hiciera llegar su orden, usted ya se había ocupado de dejarle claro personalmente al señor Paco Cardona, Director de Tele7 Gandia, lo que sucedería de inmediato, ratificándole además la existencia de un acuerdo con el Bloc para proceder de esa manera y añadiendo que su influencia sobre la dirección general le venía dada por “el PP de Valencia que es quien controla ese medio”.

No está demás que le recuerde que, ante mi negativa a asumir tal orden, compartida también por Paco Cardona, por considerarla antidemocrática y atentatoria contra la libertad de dirección de un programa, advertí que daría por extinguido mi contrato y denunciaría públicamente los hechos.

No tardó usted, mediante de los buenos oficios de Domingo Vayá (ex concejal del PP, asesor suyo y amigo común de ambos) y de Alejandro Payá (su jefe de campaña) en provocar una reunión con quien esto escribe para “explicar las cosas”. ¿Recuerda lo que se habló en esa reunión en presencia de los dos señores antes citados?. Como dudo de su memoria y de su voluntad, se lo recordaré, al menos en sus puntos esenciales: dijo que yo no entendía nada de política, que era lo que usted estaba haciendo en ese momento; amenazó con tomar represalias (¡cuánto poder señor Torró!) contra el señor Cardona por haberme puesto al tanto de su reunión con él, y, en suma, que usted saldría a la calle a decir que todo era un montaje y una mentira.
Por mi parte, me ratifiqué en todo lo dicho, advirtiendo que me levantaría de la mesa para proceder inmediatamente a hacer público un comunicado denunciando su intento de manipulación y censura, para lo cual ya había advertido a compañeros de otros medios de comunicación.

Fue, no lo dude, la intervención de Domingo Vayá la que le salvó entonces del ridículo y de que apareciera como lo que es, definición que dejo al gusto de cada uno de nuestros respectivos lectores.

La solución no fue otra que obligarle a llamar a la señora Reina de inmediato para que levantara la orden que usted le había obligado a adoptar bajo promesa de cuestiones que no vale la pena repetir aquí, aunque si es preciso estoy dispuesto a hacer públicas en el ámbito que sea preciso, y todo porque lo contó usted.

De modo que “La Cafetera” continuó hasta el final de la campaña electoral, con un esquema exactamente igual al acordado por todas las fuerzas políticas locales para la emisora pública Gandia Televisió en época electoral como aquella.

Por mi parte, yo no guardaba ninguna esperanza de continuar en la siguiente temporada: ya se ocupó usted de mover los hilos para evitar la renovación de mi contrato, como me consta que sucedió, inclusive recomendando nombres de “periodistas” que deberían sucederme, sobre todo alguien en concreto muy próximo al Bloc Nacionalista Valencià, esta vez por fuentes muy precisas de su propio partido y de la cadena de televisión. Y es que yo tenía muy claro que no me perdonaría el no haberme plegado a sus designios de señor todopoderoso, aunque más no fuera para perder las elecciones de manera calamitosa, como sucedió.

Dicho todo esto, le pregunto si hacernos eco de informaciones periodísticas sobre sus empresas o, mejor dicho, sus problemas empresariales, representa entrar en su ámbito “personal”, como usted dice. Dudo que lo sea y más si previamente usted no se hubiese dedicado a poner negro sobre blanco su faceta de gestor empresarial y además vendernos periódicamente sus “aciertos” en ese mundo, tal como también hemos reflejado en las páginas de “Gente” .
Por mi parte, creo que era necesaria una aclaración resumida de los hechos que merecen ser contados, aunque la historia es bastante más larga y compleja, aún cuando tenga un denominador común: al señor Torró no le gusta que muestren su cara oscura. La tiene, y tanto.
Cuando quiera, señor Torró, las páginas de “Gente de la Safor” continúan abiertas a usted y su partido, como lo hemos demostrado, pese a todo, a lo largo de todo este tiempo.

A usted le sobran epítetos y le faltan explicaciones. No basta extender la sospecha sobre los demás, ensuciando a las personas y a la política como pocos lo han hecho en esta ciudad. Aunque de política, algunos –como usted- saben mucho y otros, como se comprueba, somos unos pobres ignorantes, sobre todo si no aceptamos que todo vale.
Finalmente,¿quién es el fascista, señor Torró?

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