miércoles, 2 de febrero de 2011

Vecinos y política

La situación por la que atraviesa la Federación de Asociaciones de Vecinos de Gandia se ha vuelto insostenible, toda vez que a los colectivos que promueven la moción de censura se suman críticas contra la presidencia por parte de otras asociaciones que no están de acuerdo en las formas para desplazar a Delfina Pellicer, pero si en el fondo.
La negativa de la Presidenta a dimitir o a dar curso a la moción presentada por ocho asociaciones ha puesto en el disparadero ya no sólo al cargo que ostenta sino a toda la federación lo que no es ninguna ventaja para el movimiento vecinal de la ciudad. Al contrario, los hechos producen ahora mismo una cierta esterilidad del colectivo aunque, todo hay que decirlo, en la base del conflicto está no sólo la actitud de Pellicer, sino el interés político por desestabilizar el ente.
Y es que, en presencia de una campaña electoral que será muy dura, todo vale para utilizar como plataforma política a la búsqueda de resultados. En ese sentido, nadie ignora que algunos de los dirigentes vecinales que promueven la moción responden a la órbita de los intereses del PP que, una vez más, busca en este tipo de movimientos obtener el control de la Federación para utilizarla como base de crítica al gobierno de la ciudad.
Y es que la cuestión promovida por algún despechado dirigente que no obtuvo satisfacción a sus expectativas políticas en otro partido, hoy se ha convertido en el ejecutor de la política que se marca desde el grupo municipal popular.
Pero, tampoco hay que engañarse, buena parte de la dirigencia de las asociaciones está teñida de algún color político lo que en sí no es condenable, sino sólo cuando se actúa como correa de transmisión de la estrategia de algún partido, dejando de lado las más legítimas reivindicaciones vecinales o bien utilizándolas como ariete partidario.
Sea como fuere, la crisis debe resolverse cuanto antes so pena de poner al movimiento asociativo en una encrucijada de difícil solución y en este sentido se ha de pedir responsabilidad a los políticos pero mucha más aún a los propios dirigentes del sector, causantes por acción u omisión del profundo descrédito en que se está sumiendo a la Federación AA VV.
A decir verdad, tampoco es que el problema pueda afectar al tejido vecinal de Gandia, habida cuenta de que algunas asociaciones son apenas un poco más que sus propios dirigentes, algunos de ellos ansiosos por dar satisfacción a sus jefes o, lo que es más evidente, a la búsqueda de un lugar bajo el sol de las listas electorales.
Y así no se puede seguir: no bastan las cartas de participación ciudadana ni las ayudas municipales como políticas que enmarquen el movimiento ciudadano. En realidad hace falta que la política les deje en paz y los vecinos sean de verad inependientes de los partidos. Difícil asunto.

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