miércoles, 1 de septiembre de 2010

Dar la nota

Entre las características distintivas de la cultura valenciana, qué duda cabe que la música es una de sus claves más señaladas. Tanto, que el movimiento ciudadano enrolado en la formación musical es uno de lo más importantes del mundo, si se consideran los datos que repetitivamente se han venido dando a conocer a lo largo de muchísimos años.
Y es que cuesta trabajo encontrar algún pueblo de la Comunidad Valenciana donde no exista al menos una pequeña banda de música que lleva asociado el trabajo de instrucción y fomento de la práctica del arte.
Sin embargo, la Generalitat Valenciana que bajo el gobierno del PP tanto ha presumido de su impulso, acaba de dar un corte brutal a los fondos de subvenciones destinadas a la formación, difusión, producción y asociacionismo del mundo musical vernáculo.
A tal punto han llegado las cosas, que la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana, que agrupa a varios centenares de bandas, sociedades y conservatorios, ha llegado a decir en un comunicado que “después de los antecedentes de pasados contactos con miembros del Consell, el Gobierno Valenciano carece en estos momentos de credibilidad para los representantes de las sociedades musicales”, una frase que no esconde en absoluto el malestar creado por los recortes generados por la Generalitat, sin descartar movilizaciones y otras acciones de protesta que, si el Conseller de Gobernación, Serafín Castellanos, no lo remedia, serán la marca de este curso.
En la Safor, por ejemplo, el recorte implica una disminución de las ayudas de este año de un 57% respecto al curso pasado, lo que pone seriamente en duda la continuidad de muchos centros y escuelas de música, según lo expresaba con datos en la mano el secretario General del Bloc, Enric Morera, quien además acusaba al PP de que “con el recorte, este gobierno de pijos de derechas ha puesto en peligro los puestos de trabajo de 2.100 maestros de música, el futuro de un patrimonio que agrupa a más de 40.000 músicos y 60.000 alumnos”.
Eso sí, la política de relumbrón de la Generalitat por ejemplo, se ha gastado cantidades desconocidas de dinero en un edificio, el Palau de les Arts, supuesta sede de la ópera, que además de inundarse inoportunamente, con un escenario al que le da por hundirse cada tanto, es una de las peores salas de ópera de Europa ya que más del 22% de sus butacas son “ciegas”, es decir que quienes las ocupan no pueden ver total o parcialmente el espectáculo. Mientras tanto, se corta por lo más fácil, es decir por la formación básica de alumnado que ahora se verá sujeto a las aportaciones que puedan hacer sólo los ayuntamientos y las propias sociedades musicales, es decir, padres de los estudiantes.
Esto es lo que se llama dar la nota.

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