jueves, 6 de mayo de 2010

Simancas y encuestas

La remodelación del barrio de Simancas entra en una nueva fase a partir de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, toda vez que rechaza el recurso de tres vecinos que se oponían al avance del proyecto. El paso no es poco importante, ya que ahora el Ayuntamiento de Gandia, más allá de las trabas políticas surgidas en los últimos tiempos, puede hacer efectivo el primer paso de la urbanización, esto es el derrumbe de los edificios y plantearse la licitación del proyecto.
Sabido es que las trabas impuestas por la Generalitat Valenciana, dejando fuera del programa ARUS a la iniciativa gandiense ha significado un duro golpe para el desarrollo del proyecto que, de todos modos, seguirá adelante, según palabras del propio Alcalde de Gandia, con la particularidad de que pueda llegar a ser incluido en una segunda fase del programa de ayudas financiado a partes iguales por el Gobierno de España y el gobierno valenciano.
Sin embargo, el último episodio vivido esta misma semana, con la “denuncia” del PP de Gandia de que el Ayuntamiento continua sin cumplir sus obligaciones en la remisión de la documentación requerida por la Consellería, no ha hecho más que enturbiar una vez más el proceso.
Una denuncia desmentida, con documentos en la mano, por el Concejal de Territorio y Vivienda, Fernando Mut, demostrando que la tramitación se ha hecho en tiempo y forma y acusando a Arturo Torró de continuar poniendo trabas al proyecto “en beneficio de sus propios intereses electorales”.
Este clima, es obvio, para nada favorece la buena marcha de la iniciativa, toda vez que de la resolución de esas ayudas, depende una inyección de 6 millones de euros que, en caso de no ser admitida por la Generalitat, debería ser sufragada por el propio municipio.
Dicho de otro modo, a poco más de un año de las próximas elecciones municipales, se está verificando -algo que ya empieza ser común- una estrategia de cortapisas por parte del principal grupo de la oposición, conectado al PP de Valencia, con el interés de hacer inviables no sólo este proyecto sino otros que están en marcha en la ciudad.
Lo bien cierto es que tal vez, esa estrategia no sea la más idónea, ya que las encuestas últimamente conocidas sobre intención de voto y -sobre todo- de valoración de líderes en la ciudad, castigan severamente al portavoz del PP, Arturo Torró, que aparece como el líder peor valorado por la ciudadanía.
El análisis que acompaña a estas páginas sobre esos trabajos estadísticos, demuestra a las claras que en algún punto se está equivocando el PP que, a la vista de su actitud, no va a modificar en los próximos meses. Mientras tanto, Simancas espera.

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