lunes, 16 de febrero de 2009

Planificación

La presentación oficial del resumen del Plan de Movilidad Urbana Sostenible de Gandia, esta misma semana, plantea algunos interrogantes no referidos específicamente al mismo, sino a la necesaria coordinación que estos estudios con sus posteriores conclusiones tengan.
De lo contrario, nos encontraríamos, en una ciudad como Gandia, cuyo crecimiento ha sido exponencial en muchos apartados a lo largo de los últimos años (urbanismo, población, vehículos, etc) con distintos planes, seguramente interesantes en sus planteamientos, pero absolutamente parciales y hasta contradictorios en sus conclusiones con el resto.
Algo de eso ya se vislumbraba con la presentación a la prensa en Fitur con “Gandia 2025”, un plan básicamente de estudios dirigidos al turismo, pero con evidentes connotaciones urbanísticas, dadas algunas de las propuestas iniciales sugeridas en el mismo.
Ahora, el ambicioso plan de movilidad, plantea la siguiente pregunta respecto a su adecuación al anterior o, si cabe, a otros que pudieran venir en el futuro, como ya se anuncia.
Lo importante, lo decía el propio Fernando Mut, no es que de estos estudios en su primer estadio, reflejen las matemáticas puras de una realidad que puede resultar obvia, sino su capacidad de adecuación posterior a la planificación de futuro.
Porque, de nada valdría formular, por ejemplo, un plan de movilidad que en pocos años se vea desbordado por la planificación urbanística o, como se piensa, en un amplio plan de recuperación de zonas urbanas en peligro de degradación, si luego no va acompañado de otro de acción concreta en servicios sociales y hasta del transporte público.
Esta es la realidad de unos trabajos que deben, además de contener una buena dosis de conocimientos profesionales y hasta científicos, otro conocimiento, el de la ciudad en sí, y, sobre todo, contar con la opinión manifiesta de los propios vecinos a través de un largo trabajo de consulta y discusión.
Si no se cumplieran todos estos pasos, estaríamos frente a la expresión de una buena voluntad de hacer las cosas, aunque ciertamente se correría el riesgo de no contemplar el futuro en su globalidad, con lo que esto significaría de frustración para toda la ciudad.
La planificación estratégica de la ciudad exige un gran ejercicio de investigación social, económica y cultural, que incluye bien es cierto, un trabajo tranquilo y sosegado muy apegado al terreno.
De lo contrario, el Gobierno Municipal se asomaría a un ejercicio ciertamente vano que los ciudadanos, sin duda, le reprocharían.

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