jueves, 5 de febrero de 2009

Fitur y la Gandia de 2025

Tal vez el fallo principal del gobierno municipal esté en querer mostrar un adelanto del famoso plan “Gandia 2025”, cuando en realidad aún faltan muchos pasos para dar.
Tantos que, por ejemplo, a partir de las primeras conclusiones y los estudios ya realizados, debe pasar un largo camino de discusión con los colectivos sociales, económicos, políticos y culturales de la ciudad, para construir finalmente por consenso el documento que ha de ser la madre de “Gandia 2025”.
¿Quiere esto decir que ha existido precipitación en su presentación? Pues obviamente, sí. A tal punto que tras las primeras críticas, no sólo las políticas sino las de algún actor económico como son los hosteleros, se decidió a prisas y carreras, hacer una presentación mucho más completa este mismo miércoles en la Casa de la Marquesa, para dar cuenta en detalle de lo que se ha trabajado hasta la fecha.
Lo bien cierto es que el sociólogo José Miguel Iribas, responsable del proyecto, no ha hecho hasta ahora nada más que trabajar con datos y series estadísticas de base para extraer primeras conclusiones que ayuden a entender de qué hablamos. En todo caso se trata de una persona con vasta experiencia en el sector, uno de cuyos trabajos más conocidos ha sido el de el plan de estrategia turística de Benidorm realizado para los sucesivos gobiernos municipales del PP en aquella población, lo que no le ha ahorrado ahora críticas del portavoz popular local, Arturo Torró, que llegó a calificar (tan ajustado como siempre a las buenas formas) de “pantomima” la presentación hecha en FITUR.
Sea como fuere, si las nuevas ideas fuerza que surgen de los estudios, ratifican algunas de las líneas de las que se viene hablando hace años para el sector turístico de Gandia y el urbanismo local, sería en todo caso la primera vez que se habla con conocimiento de causa, esto es con datos en la mano.
Otra cosa es que, a estas alturas de los trabajos, no existan aún nuevas ideas que ayuden a modificar una situación que se prolonga demasiado en el tiempo, como es el del tipo de público objetivo que llega a esta ciudad, la estacionalidad, la calidad de la oferta o el impacto que un urbanismo desbocado ha tenido en la playa que ofrecemos a los turistas.
Es decir, sobre éstas y muchas otras cuestiones habrá que discutir y mucho, entre toda la sociedad en los próximos meses. Lo importante ahora es conocer cómo se hará esa discusión, que metodología de trabajo se va a utilizar para recoger sus resultados y, finalmente, que visos de aplicación tendrá para el futuro.
Si no se establecen y garantizan estos pasos, poco y nada se puede esperar del plan, lo que sería de verdad, entonces sí, lamentable y rechazable.
Dicho todo esto, volvemos al principio, a los errores de un gobierno que hasta ahora ha sido incapaz de poner un paraguas común a las decenas de proyectos que tiene en marcha y explicar de una buena vez la financiación de los mismos.
Y es que si no se cumplen estos requisitos básicos, estaríamos en presencia de una buena idea totalmente desaprovechada o, lo que es peor, sólo ante una iniciativa que lo que persigue es demostrar que se trabaja en algo más o menos llamativo cuya utilidad futura podría ser ninguna.
Y en esa misma línea, el Ayuntamiento de Gandia, por lo pronto, debería replantearse su presencia en FITUR en futuras ediciones: la crisis se ha llevado por delante este año a más del 15% de expositores de la feria, y aunque se diga que las visitas de público han sido superiores a otros años, lo que importa de veras es la calidad y cantidad de los contactos habidos con profesionales del sector. Acabado el ciclo del ladrillo y de las segundas residencias vendidas sobre plano, urgen medidas más adecuadas a los tiempos que corren.
Pues eso, a leerse los 400 folios y a hacer de la necesidad virtud, que buena falta hace.

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