viernes, 5 de septiembre de 2008

El partido que está en juego

El inicio del año político tiene como eje central en este momento, la oferta hecha al Bloc por el Alcalde de Gandia, de integrarse en el gobierno municipal de la ciudad, aunque la respuesta -casi previsible por otra parte- de Josep M. Moya haya sido el mantenimiento de su postura de no aceptar ningún pacto que incluya a Plataforma de Gandia.

Dicho esto, ya se verá en los próximos días, si el intercambio de mensajes a través de la prensa va más allá y se presenta una propuesta formal por parte de José Manuel Orengo, cuestión ésta que al parecer no tardará en plantearse.

Tampoco es poca cosa que tal oferta se haya extendido al PP, al modo de una “gran coalición”, cuyo objetivo público no es otro -según palabras del propio alcalde- de plantear un gobierno que “haga frente con la mayor unión posible, a los problemas de la crisis económica”, remachando con la frase de que “los ciudadanos no lo entenderían”.

Parece obvio, sin embargo, para la oposición municipal que el objetivo de Orengo es otro muy distinto: sabedor de antemano del rechazo que generaría su propuesta, su intención no sería otra que poner en evidencia la “negativa” (sobre todo de los nacionalistas) a participar en las decisiones de gobierno.

Una segunda derivada sería que, si por una de aquellas los nacionalistas aceptaran, dejaría al PP de Arturo Torró absolutamente aislado en la oposición, una objetivo que persigue, no otra cosa, que un mayor desgaste del portavoz popular, en teoría ya ratificado por el propio Mariano Rajoy como el próximo candidato a la Alcaldía de Gandia.

Así las cosas, es obvio que la situación en que se encuentra el grupo municipal del PP no es la más cómoda, puesto que con la vista puesta en las elecciones de 2011 su principal problema pasa por Plataforma de Gandia, socio de gobierno del PSOE, con una particular proyección de su líder, Fernando Mut en su papel de concejal de Territorio, con una presencia mediática “en positivo” mucho más persistente que la del empresario Torró.

Tal vez esto explique la permanente ofensiva crítica del PP contra quien fuera su líder hasta hace poco más de un año: no pasa día en que lo del “tándem Orengo - Mut”, no se vea cuestionado por casi todo lo que hace o deja de hacer.

El problema para el PP ahora mismo es que no hace diferencia ninguna en sus críticas: da igual que se trate del tema de asesores o del agua potable, hasta las más mínimas cuestiones cuya importancia es más que relativa. Esto implica un riesgo grave: cualquier realización que el gobierno finalmente vaya concretando irá en desmedro del mensaje catastrofista de Torró y los suyos, un asunto que los asesores de imagen del PP (ya fracasados en la campaña electoral) no sólo no han corregido sino que insisten en la estrategia que en nada beneficia la credibilidad del candidato, por otra parte bastante cuestionada ya por diversos asuntos, públicos y empresariales. Favor que el gobierno se cuida de agradecer, pero que, ya puestos, debería.

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