lunes, 23 de junio de 2008

La crisis

Frente a la situación económica reinante, con la agudización de los indicadores generales que marcan una fuerte inflexión de muchas actividades claves, la comarca obviamente no queda al margen de lo que es, más que en apariencia, un ciclo bajista que afecta a todos.

La primera actividad fuertemente afectada por el parón de la economía es la construcción, cuya preponderancia en la multiplicación de la actividad económica en Gandia y la Safor, ha sido fundamental en el largo cilo de crecimiento que se ha acabado de manera violenta a partir de la crisis similar de las “hipotecas basura” en EE UU, que ha corrido como la pólvora por el mundo entero sumada al consiguiente cierre financiero.

Hay quien dice que en realidad, estamos frente una crisis que en su interior conlleva otras tres: la financiera, los altos precios del petróleo (cinco veces superiores a los de hace un lustro) y la crisis alimentaria producida por las economías emergentes (China e India, entre otros) que están consumiendo reservas de todo tipo y pagando por ellas, precios que hasta ahora no se habían visto nunca.

Hecho este esfuerzo de síntesis, habrá que mirar lo que pueden hacer las administraciones (ahora que hasta los más forofos del libre mercado suplican la intervención del Estado para que ponga solución), y entre ellas las más cercanas a los ciudadanos, los ayuntamientos y, en segundo lugar, las autonomías, ya que el gobierno central se dedica, por lógica, a eso que llaman “macroeconomía”, o sea los grandes números.

Y, sinceramente, no parece que en el caso de la Comunidad Valenciana pueda esperarse mucho: la última idea del Consell ha sido “exigir” al Gobierno de Zapatero que le autorice un mayor endeudamiento que el que ya posee y que pasa por ser récord absoluto entre las 17 autonomías españolas.

Por su parte, los ayuntamientos están, en su mayoría, muy justos de euros cuando no descapitalizados por la falta -precisamente- de una distribución impositiva más justa y equilibrada.

Aún así, cualquier esfuerzo que se haga por aumentar la obra pública (al más puro estilo del “new deal” (nuevo pacto) americano tras la crisis de 1929, será bienvenido, pero para ello hace falta algo más que la mera voluntad política. Porque de lo que no cabe duda es que las administraciones locales son las que más rápidamente pueden reaccionar a la situación, aunque pueda parecer que su aportación a la solución no sea la más importante.

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