jueves, 21 de julio de 2011

Todo es una fiesta

Si la situación económica del Ayuntamiento de Gandia es tan grave como apunta el gobierno del PP, (deuda, problemas de liquidez, “quiebra técnica”) al punto de tener que comunicar a los juzgados que no puede hacer frente a indemnizaciones varias por otros tantos juicios perdidos por orden de unos cinco millones de euros, no se entiende que el nuevo gobierno adopte iniciativas cuando menos inoportunas y, extendiendo el análisis, innecesarias cuyo coste inmediato puede ser mayúsculo para tan exhaustas arcas.
Así, por citar sólo algunos casos, está ya el célebre “chill out” de la “playa artificial del puerto”, cuyo coste estimado en principio es de 200.000 euros, con el agravante de que se trata de la zona más inhóspita de todo el puerto con el mayor índice contaminación de sus aguas.
Para muchos no tiene demasiado sentido el proyecto de una playa “artificial” donde deberá removerse metros de cemento y hasta raíles del antiguo desguace, bajo cuya superficie se ocultan desechos de todo tipo por décadas de actividad.
Para esto y para habilitar un nuevo espacio de conciertos donde actuarán, entre otros, Julio Iglesias y Tom Jones, traídos por el Ayuntamiento a un coste que oscila entre los 400.000 y 500.000 euros, se ha denegado el permiso a “La Caixa” para montar su tradicional exposición cultural de cada verano. Una instalación que reunía a más de 70.000 personas cada temporada, con entrada gratuita.
Tampoco se sabe muy bien cómo se resolverá el tema del Club de Fútbol Gandia, para lo que el Ayuntamiento ya ha aportado 160.000 euros para cubrir deudas de pasados ejercicios mientras se hacía cargo de “dirigir el club” según palabras del propio Alcalde que señalaba que el consistorio “no pagará ni un euro si no lo controla”. “Queremos formar parte del éxito del CF Gandia porque formamos parte de su capital, y si hay errores asumiremos nuestra parte de culpa”.
Todo esto añadiendo luego a una empresa de representación deportiva, Vos Marketing, “que llevará el club”, sin saberse ahora para nada qué tipo de contrato le ata, no sólo con el club sino con el Ayuntamiento, que últimamente parece haber dado marcha atrás en su propósito de poner al Alcalde como Presidente del mismo, al más puro estilo Rus.
El caso de los cuatro funcionarios “pata negra” -según definición acuñada por Carla Ripoll en la pasada legislatura- no es menor, aunque en este caso el Alcalde ha tenido que echar atrás en su iniciativa de asegurarles un sueldo de 85.000 euros anuales a cada uno, por presión de los sindicatos y de la propia concejal de personal.
Mientras, el coste del gobierno, por mor de las dedicaciones de concejales y asesores, sube 113.000 euros más que en la anterior legislatura, en tanto la oposición ha empezado a denunciar la “masiva” presencia de nuevos funcionarios sin cometido aparente en los despachos municipales, sin que se sepa muy bien quién les paga, cómo y por qué.
El asunto del Centro Deportivo Roís de Corella, donde el Gobierno, tras “reorientar” su uso por ahora, ha prescindido de los anteriores monitores (con ahorro para las arcas municipales según se afirma) y ha dejado de impartir varias disciplinas en su gimnasio, de tal modo que en este momento la caída de usuarios (y por tanto de ingresos) es más que importante.
Sea como fuere, el problema no está tanto en las iniciativas en sí, que también en algún caso, sino en el contradictorio discurso que mantiene el gobierno municipal tanto en la actualidad como si se compara con su permanente crítica de la anterior legislatura, en que llegó al juzgado para pedir información sobre contrataciones diversas.
Y es que en política también vale aquello de que uno es dueño de las palabras que calla y esclavo de las que se pronuncian. Pero eso sí. Gandia es una fiesta.

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