jueves, 7 de enero de 2010

Mal asunto

La situación creada a partir de la renuncia a su escaño por parte de una concejal del PP, rectificada horas después, junto con el “arreglo” de su nómina en compañía de otra compañera de grupo, supone cuando menos una extraña fórmula que exigirá más de una explicación no sólo al grupo al que pertenecen ambas, sino al Gobierno Municipal.
El caso es que la concejal Fort, ante lo que parece es una situación económica particular delicada, decidió dejar su acta para, 48 horas después, presentar nuevamente un escrito por mesa de entradas “renunciando a su renuncia”.
Pues bien, pese a su negativa, para nadie es un secreto que la situación interna del Grupo Popular en Gandia es bastante crítica desde el momento en que, con lo dispuesto por el Gobierno Municipal en Julio pasado, se tuvo que redistribuir las asignaciones y los cargos del mismo habida cuenta de la necesaria reducción de cargos y sueldos. En este plano, no era tampoco menor el disgusto de algunos de sus miembros por lo que entendían había sido una pésima gestión de la situación por parte de su líder (ausente otra vez de Gandia en temas clave) Arturo Torró quien a su regreso se encontró frente a hechos consumados de muy difícil solución.
Tampoco es que ahora Torró haya dado más explicaciones sobre el último episodio, dejando (una vez más) que el tiempo ponga una venda a sus continuos dislates.
Pero otra cosa es la situación en la que queda el Gobierno Municipal que después de hacer bandera de una reducción sustancial de cargos y sueldos en julio pasado, ahora se ve abocado a tener que resolver la situación de dos concejalas de la oposición mediante el recurso de asignarles un sueldo no menor (25.000 euros anuales) que a todas luces suponen una bomba en la línea de flotación de su promocionado intento de acallar críticas por el “gasto político” de la corporación.
Así las cosas, es de esperar que las explicaciones en favor de la coherencia política necesaria. Después de todo, los ciudadanos son muy sensibles a este tipo de cosas y razones tienen para ello cuando la crisis económica, además, pone en cuestión algunos modos de la política. Ni el silencio escapista y cínico de Torró, ni las “soluciones mágicas” del gobierno son buen asunto en estos días.

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